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DIARIO GESTIÓN, 09 DE NOVIEMBRE DEL 2018

Productividad e innovación para el desarrollo

Publicado: 2018-09-11

El título de esta columna es también el título de la conferencia organizada esta semana por la CAF en Bogotá, ciudad capital de un país —Colombia— que a partir de enero del 2019 será declarada “Centro de la Cuarta Revolución Industrial en América Latina” por el Foro Económico Mundial en reconocimiento a los esfuerzos de la sociedad colombiana —el Estado, las regiones, la empresa privada, los ciudadanos— por dar un salto a la modernidad. 

Título que captura inteligentemente  el problema fundamental de América Latina —la baja productividad que la aparta del crecimiento económico, el desarrollo y el bienestar— y, a su vez, expresa la posibilidad de cambio a partir de aumentar la productividad de las economías de la región mediante un impulso decidido a la creatividad e innovación, construyendo sobre lo ya construido, atrayendo megainversiones,  conectando las pymes a cadenas superiores de valor, e impulsando decididamente “la economía naranja” y el turismo como nuevos motores de crecimiento. 

Ciertamente, la innovación y la creatividad constituyen “buzz words”, palabras que zumban o retumban en nuestros oídos, cada vez que asistimos a una conferencia de este tipo. Y es que, en cierto sentido, hablar de estos temas “se ha puesto de moda”. Pero en Bogotá, esta semana, ni innovación ni creatividad ni productividad han sonado a moda, a deseo o a exhortación. Todos estos conceptos han hecho carne a través de presentaciones magistrales que muestran los avances que ya se están haciendo desde rincones a veces insospechados de la economía y sociedad latinoamericana. 

Como la charla del presidente Iván Duque de Colombia, quien tiene y transmite a los colombianos una clara visión de país, buscando transformarlo a partir de la promoción de las industrias creativas, las startups y una lucha frontal contra la informalidad. O la presentación del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que pone en práctica la necesidad de impulsar un “pacto por la innovación” para lograr el desarrollo de su ciudad, tomando como base la CUEE, el Comité Universidad Empresa Estado de Medellín, que sirve como piedra angular de los esfuerzos de su administración municipal por generar un verdadero ecosistema de innovación. 

Economistas, emprendedores,  autoridades de gobierno, hombres y mujeres de toda América Latina que en el espacio de dos días han discurrido por la compleja red de temas que limitan la productividad de nuestras economías—la informalidad, las deficiencias de una educación del siglo XVIII, la lentitud en adoptar nuevos métodos y tecnologías, la falta de capital de riesgo, la comodidad del statu quo, la excesiva burocracia, etcétera–, factores limitantes que tienen como antídoto la búsqueda sin cuartel del aumento de la productividad empresarial, sectorial y nacional. 

Búsqueda que, a propósito,  no debe ser entendida como de naturaleza exclusivamente tecnológica sino que además debe ser entendida como las mejoras continúas a veces de naturaleza modesta y frugal de las formas de producir lo que ya producimos.

Incluidos —no se sorprendan— aquellos sectores que están llamados a liderar la búsqueda de mejoras productivas, como la minería o la agroindustria, no solo por su peso específico en nuestras economías, sino porque es hora ya que aprovechen dicho peso específico para generar ventajas competitivas globales, convirtiéndose así en las puntas de lanza de los esfuerzos latinoamericanos por alcanzar el desarrollo. Hasta ahora, estos sectores “tradicionales” han sido vistos ya sea como una bendición o como una maldición. Es hora ya de que sean vistos como agentes de cambio capaces de aprovechar las oportunidades que ofrece la economía del nuevo siglo.


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Economía Imperfecta

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