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diario gestión, 26 de enero del 2018

Algunas preguntas para Kenji Fujimori

Publicado: 2018-01-26

La primera pregunta se cae de madura: ¿por qué son los “amigos de su padre” y no los propios hijos —exitosos políticos y/o empresarios todos ellos— quienes se encargan de los gastos del humanitariamente indultado Alberto Fujimori? En particular, si su hermana Keiko no está del todo satisfecha “por la forma” como su padre obtuvo la libertad, ¿por qué no se encarga él personalmente de tales gastos?

Después de todo, según  sus propias palabras, “durante 12 años” luchó denodadamente por la libertad de su padre. Que se sepa, el benjamín de los Fujimori no tiene grandes compromisos económicos más allá de los suyos personales y goza del sueldo congresal y —imaginamos— de los dividendos producto de su participación accionaria en Integrated Global Logistics S.A., la empresa de logística en la que además de sus hermanos tiene como socia a Sankyo, una multinacional japonesa. Es lo que haría cualquier hijo de vecino en circunstancias similares. Pero debo reconocer que, tal vez, las familias políticas se mueven por un conjunto distinto de patrones morales.

Si, como afirma Kenji  Fujimori, ni él ni sus nueve “Avengers” negociaron con el presidente Kuczynski la libertad de su padre y esta se dio como consecuencia de una decisión unilateral del presidente, y la coincidencia en el tiempo con el voto suyo y del resto de congresistas de “su” grupo en contra de la vacancia presidencial fue tan solo eso, una coincidencia, entonces, ¿cómo así reclama como una victoria para sí mismo y sus “Avengers” la libertad de Alberto Fujimori? No parece muy lógico atribuirse una victoria por un acto concedido como gracia por un tercero. Aunque —también debemos admitirlo—, con frecuencia, los actos políticos carecen de toda lógica.

Kenji Fujimori explica su  voto y el de sus “Avengers” como un “voto de conciencia en pro de la gobernabilidad”, y afirma, cada vez con menos ambigüedad, que Fuerza Popular se ha convertido en un partido signado por el conservadurismo social, el rencor, la sed de venganza y la intolerancia, llegando incluso a compararlo —con gran sentido del ridículo— con el régimen autocrático de Corea del Norte.

La pregunta, entonces, es  también más que obvia: si él y su grupo piensan y sienten de manera radicalmente diferente y es un tema de conciencia, ¿por qué no renuncian? Alternativamente, si como afirma en una reciente entrevista con El Comercio, antes de renunciar prefiere atrincherarse “en su casa”, ya que ayudó a levantarla con 800 mil firmas recolectadas por él al grito de “Un millón de firmas por la libertad del Chino”, ¿por qué no se atreve a ser más directo en su enfrentamiento por la conducción del partido y deja de “culpar” a dos asesores de su hermana en lugar de hacerla a ella directamente responsable? Después de todo, Keiko Fujimori es la presidenta de Fuerza Popular.

Con suerte, al congresista  Kenji Fujimori no le han de parecer demasiado impertinentes estas preguntas, tan diferentes a las que alguna vez respondió de manera alegre y despreocupada en “El valor de la verdad”, programa que descansa merecidamente en la repulsa ciudadana.

Espero que tampoco le  parezca impertinente aclararme una curiosidad o dos con relación a la empresa logística de la cual es accionista: ¿cómo así una empresa multinacional, como Sankyo, decide tener como socia a una empresa sin mayor presencia en el ámbito de operadores logísticos del país? Y ¿cómo así decide Sankyo iniciar su estrategia latinoamericana con una “subsidiaria” en el Perú mientras que en el resto de la región -Argentina, Brasil, Chile- apenas trabaja con una serie de agencias y empresas afiliadas?

Finalmente, ¿cómo explicar  que tres años después de iniciada su relación con Sankyo, la empresa de la cual es accionista, Integrated Global Logistics S.A., no tiene aún un sitio web en Internet? Como su propio “liderazgo político”, el sitio web “está en construcción”.


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Economía Imperfecta

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