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diario gestión, 13 de enero del 2017

¡Adiós, presidente Obama! ¿Hello, Mr. Trump?

“La Presidencia de Mr. Trump marca el final de una era. Adiós las certezas. Bienvenida sea la incertidumbre”

Carlos Anderson

Publicado: 2017-01-13

A nivel emocional, difícilmente el mundo encontrará en el corto o largo plazo a un presidente como Barack Hussein Obama. Dueño de una oratoria devastadora, inteligente, pausada, alturada, aunque para algunos norteamericanos ininteligible por la sofisticación de su “choice of words”. El presidente Obama fue también durante ocho años -en opinión de demócratas y votantes de las minorías latinas y afroamericana- la voz de la razón, de la cautela, de la empatía, la solidaridad y hasta del amor, con letras mayúsculas. 

Pero, para una inmensa mayoría de republicanos y un número importante de votantes independientes -en su mayoría blancos de la antigua clase trabajadora que no se sienten más identificados con el Partido Demócrata- el presidente Obama ha sido más bien la voz de la duda sempiterna, de la debilidad en política externa y de la inacción. El presidente bajo cuyo mandato sus vidas se han hecho más inciertas.

Los estudiosos de la economía, la ciencia política y la historia resolverán -a su debido momento- tan grande contradicción, la de un presidente que es a la vez visto con tanta pasión desde dos polos tan opuestos. Objeto de tanto cariño y admiración y a la vez de tanto odio y de tanta burla, contradicción quizás mejor ejemplificada por una anécdota: la del votante republicano admirador de Trump que odia con pasión el “Obamacare”, pero que cuando le preguntan en una entrevista si no teme que la eliminación del sistema de salud universal propugnado por el presidente Obama lo afecte directamente, responde: “Para nada. Mi seguro es el PPACA”. Y resulta, amable lector, que PPACA son las siglas del “Patient Protection and A ordable Care Act”, o en español: “La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de la Salud”. O si lo prefiere, sencillamente, ¡el Obamacare que tanto detesta! Parafraseando a Condorito: ¡Exijo una explicación!

Una explicación es lo que también exigen muchos para quienes la elección del iracundo, ultravanidoso, egotista, misógino, nepotista y defraudador de impuestos Donald Trump como presidente de los Estados Unidos es una pesadilla en 4D (tan real pero a la vez tan terrible que parece una imposibilidad).

Imposible o no, terrible o no, lo cierto es que a partir del próximo 20 de enero el líder indiscutible del país más poderoso del mundo será Donald John Trump, el presidente número 45 de los Estados Unidos de Norteamérica. Al igual que su predecesor, Mr. Trump genera también pasiones encontradas, aunque él, a diferencia de Mr. Obama, disfruta y exacerba tal encuentro de pasiones.

A diferencia de su predecesor, Mr. Trump llega al poder acompañado de una mayoría republicana tanto en la cámara de Representantes como en el Senado, con el beneplácito del sector empresarial al cual les ha prometido rebajas impositivas, repatriación de capitales y mercados protegidos, al mejor estilo de los políticos populistas mercantilistas de América Latina y con una economía que si bien no crece como en la dorada década de los 90, bajo Bill Clinton, ha retornado a una senda de crecimiento lento pero sostenido, con mínimo desempleo y una ausencia notable de inflación. Es decir, con la mesa servida. Suerte de principiantes, dirían.

Mr. Trump llega a la Casa Blanca cargado de una larga lista de compromisos adoptados de manera virulenta durante la campaña presidencial que son sencillamente contradictorios y/o imposibles de realizar, como reactivar simultáneamente la industria del carbón y la del petróleo y gas, forzar a México a pagar por el “hermoso” muro que ha jurado construir, reconquistar mercados internacionales con productos Made in USA y a la vez desatar una guerra comercial con sus hasta ahora principales socios comerciales, recuperar su papel de liderazgo geopolítico exacerbando los conflictos y poniéndose claramente de uno u otro lado, etcétera. Ciertamente, la Presidencia de Mr. Trump marca el final de una era. Adiós las certezas. Bienvenida sea la incertidumbre.


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Economía Imperfecta

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