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Gestion. 19.01.2016

Crecer a 6 por ciento

"En un país como el nuestro, el crecimiento rápido y sostenido es un imperativo moral".

Publicado: 2016-02-23


Nos dice el candidato Julio  Guzmán que crecer a tasas del 6 o 7 por ciento es imposible, que a lo mucho la economía peruana puede crecer a un ritmo de 4 por ciento y que quienes prometen un crecimiento mayor actúan de manera irresponsable. Por suerte, el señor Guzmán es candidato a la Presidencia de la República y no a ministro de Economía. Aunque, pensándolo bien, en un país como el nuestro eso no parece hacer mucha diferencia. Lo que sí está claro es que con esa forma de pensar ‘vamos fritos pescaditos’. 

Para suerte, la economía real tiene formas -a veces no muy elegantes- de contradecirnos y hacernos aterrizar en la realidad, como la inesperada noticia del crecimiento del mes de diciembre (6.4%) impulsada por la minería, la pesca y la manufactura, que ha elevado el ritmo de crecimiento del PBI para el 2015 a la “sorprendente” cifra de 3.26%, muy por encima del “consenso” de los economistas locales y de los economistas internacionales que usualmente no hacen sino repetir a pie juntillas la que se dice por acá. 

Este “choque de realidad” está  llevando rápidamente a los economistas a revaluar sus pronósticos de crecimiento para este año, signado -en el campo interno- por la incertidumbre electoral y el colapso de la inversión pública- y -en el campo externo- por los 4 jinetes del Apocalipsis: la desaceleración del crecimiento económico de China; la caída abrupta y/o alta volatilidad de las materias primas y, en especial, de los minerales que el Perú exporta (cobre, oro, níquel, etc.); las expectativas y las alzas de tasas de interés en los Estados Unidos y la consiguiente salida de capitales; y, los efectos y restricciones que este coctel de realidades inflige sobre la política monetaria y fiscal-depreciaciones, menor recaudación fiscal, y presiones inflacionarias. 

Tales restricciones son también  reales y sería irresponsable no tomarlas en cuenta. Pero no constituyen destino ni implican imposibilidad alguna. La revista The Economist, en su publicación anual The World in 2016, lista al menos 10 países que -a pesar de enfrentar el mismo coctel de restricciones externas que el Perú, por su condición de países predominantemente productores de materia prima- parecen destinados a crecer a tasas de 7 y 8 por ciento este año y el siguiente. En su mayoría, estos países están en África, continente que vive una era dorada de crecimiento, y en países del Asia. En cada caso, el crecimiento es producto de una combinación de buenas políticas fiscales y monetarias de impulso al consumo y producción doméstica y de aprovechamiento de las oportunidades comerciales que se derivan de su condición geoestratégica. En el corto plazo, esa es precisamente la receta para acelerar el ritmo de crecimiento: impulsar la producción y el consumo, revivir con ganas el ritmo de crecimiento de la inversión pública, alentar “los espíritus animales” de los empresarios nacionales con el fin de estimular la inversión privada, atraer la inversión directa extranjera a sectores que tradicionalmente no son receptores de grandes flujos de capital como son la construcción, el turismo y la actividad manufacturera diversa. Pero, sobre todo, recobrar el dinamismo exportador aprovechando a cabalidad todos y cada uno de los acuerdos comerciales de los que tanto nos vanagloriamos. 

En un país como el nuestro, el crecimiento rápido y sostenido es un imperativo moral. La experiencia de los últimos 25 años demuestra que es el mejor antídoto contra la pobreza extrema, la pobreza y la informalidad. Crecer a tasas de 6 o 7 por ciento no es una imposibilidad, aunque requiere que muchas cosas estén en su lugar, razonablemente bien alineadas. Los peruanos sí podemos crecer a tasas africanas y asiáticas, pero necesitamos quererlo con intensidad.


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Economía Imperfecta

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